La Noche de la Chevy Serie 2: anécdotas de primera mano

La Noche de la Chevy Serie 2

Jorge Ferreyra Basso y Pedro García deleitaron a un centenar de personas que en la noche del martes colmaron las instalaciones de The Engine, en Las Cañitas, para escucharlos contar la historia de la Chevy Serie 2, el modelo más emblemático de la marca en nuestro país. Ambos trabajaron en el Departamento de Diseño de General Motors creado en 1968 y tuvieron a su cargo la adaptación del modelo Nova americano al gusto argentino. Con apenas 24 años, Ferreyra Basso ingresó como Gerente y García, que había ingresado a GM en 1961 como cadete y luego se cambió al área de Dibujo, fue uno de sus colaboradores con el cargo de Técnico Estilista.
Entre las muchas anécdotas que contaron a lo largo de más de dos horas, resalto las siguientes:

-Los dos vieron el mismo aviso en el diario que convocaba a personal para la nueva área en GM: a Ferreyra Basso se lo recortó su vecina de enfrente, Doña Rosa, mientras que a García se lo dio un compañero de trabajo.

-El primer trabajo que Ferreyra Basso tuvo a su cargo en GM fue el desarrollo de un vehículo de competición basado en un Chevrolet 400 para que corriera Juan Manuel Bordeu pero que nunca vio la luz. “Me encerraron durante tres meses en una sala de conferencias y salió una cosa bastante interesante para competir con el Chevy 3, que había sido mi último auto creado en los talleres de Baufer”.

-La tipografía Chevy, en cursiva, fue hecha a mano por el propio Ferreyra Basso, haciendo familia con la tipo del Nova.

La Noche de la Chevy Serie 2

-En 1970 se creó el primer prototipo deportivo de la Chevy Coupé al que se llamó Matador. Como el nombre no gustó, por su vinculación violenta con los accidentes, se lo cambió por Cimarrón. Era una Chevy verde (con pintura traída por Ferreyra Basso de EE.UU.) con dos franjas negras gruesas en capó y tapa de baúl, llantas deportivas, luces rectangulares en la parrilla, y el emblema Cimarrón en el pilar C, estampado en el mismo color de la carrocería. Y para que pareciera más bajo se lo llenó de bolsas de arena. Al llegar a gerencia el proyecto fue rechazado.

-Sobre el Cimarrón, Ferreyra recuerda: “Un día venía una visita pesada de Detroit y teníamos este auto en el estudio al cual le faltaban algunos detalles. A mí se me había ocurrido que la punta del caño de escape debía ser blanca, pero faltaban cinco minutos para que trajeran a los tipos y no sabíamos qué meter. Fue así que echamos mano al cartoncito del rollo del papel higiénico, lo pintamos de blanco, se lo enchufamos al caño de escape y quedó chiche bombón”.

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-El espejo retrovisor carenado, color carrocería, que caracterizó al Ford Falcon Sprint fue diseñado por el equipo GM para implementarlo en la Chevy Serie 2 y llevado a cabo en su proveedor Fitam. Ford, que estaba desarrollando el Sprint, se encontró con el espejo en Fitam y le compró a GM este desarrollo para implementarlo en la versión deportiva del Falcon.

-Aún hoy, Ferreyra Basso odia “con todas mis fuerzas” el Chevy Chevrón y se justifica: “Para nosotros ver que otros hacían lo que nosotros queríamos hacer era dolorosísimo. Estábamos capacitados para hacer eso y mucho más pero no contábamos con los medios, no salía una fortuna cambiar todo un frente” como hacía el concesionario Grandío y López para crear los Chevrón.

-Al cabo de 1972, la Chevy vendía sólo 100 unidades por mes y en una visita, el presidente de GM lo palmeó a Ferreyra Basso y le preguntó “qué podemos hacer para mejorar este asunto”. “Es muy fácil -le respondió el diseñador- sacándole el techo vinílico, poniéndole llantas deportivas, pintándola de colores vivos y con una franja al costado”. “Denle un auto para que lo transforme”, ordenó el directivo y el auto que transformaron no fue otro que el prototipo Cimarrón.

La Noche de la Chevy Serie 2

-La gama de colores de la Chevy Serie 2 incluyó el Naranja Salvaje que en realidad era el Naranja con el que la empresa SEGBA pintaba sus camionetas. El Amarillo Daytona, por su parte, no era otro que el utilizado en los techos de los taxis.

-Pedro García habla sobre el acierto de este proyecto: “El auto, como era una versión nueva, se cobraba más caro pero costaba menos y se triplicaron las ventas, con lo cual fue un negocio fabuloso.”

-Las famosas líneas de la Chevy Serie 2 habían sido aprobadas en el seno de GM pero técnicamente no se las podía pintar en planta. Por ende, durante los primeros dos años, cada auto era llevado a un taller en Núñez donde se los pintaba de manera artesanal y volvía a planta para su terminación.

-GM, por aquel entonces, tenía dividida su línea de montaje: en San Martín se soldaban las carrocerías, se cargaban en un mosquito y se las llevaba a la planta de Barracas; allí, se hacía el ensamblado final para luego volver a San Martín para el chequeo final. “Desde el punto de vista económico e industrial era un desastre y que no podía vivir mucho, como así fue”, reconoce Ferreyra Basso.

-Las llantas de la Serie 2, a partir de 1974, fue copiada del Oldsmobile 442. Hubo que convencer a los directivos de realizar la inversión, cosa que se hizo, pero era una pieza muy complicada de llevar a cabo y hoy en día es muy buscada.

-El primer nombre pensado fue 2º Serie, pero sonaba a que era un auto de segunda y se lo cambió por Serie 2. Hubo planes de lanzar la Serie 3, pero nunca se modificó el nombre.

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La retirada de GM y una revelación
-En marzo de 1977, cuando GM ya vivía un mal momento en la Argentina, Ferreyra Basso fue llevado un mes a la planta de Opel, en Alemania, para trabajar en el facelift del Chevrolet 400, un modelo discontinuado en 1974 para intentar revertir las flojas ventas del Chevy. “Quedó bastante lindo pero obviamente tampoco vio la luz”. Esto fue revelado por primera vez este martes por la noche por el propio protagonista.

-“Mientras saltábamos con los goles de Argentina en el Mundial de fútbol de 1978 nosotros ya sabíamos que la empresa iba a cerrar. Era una mezcla de felicidad porque estábamos ganando y de angustia y dolor porque se estaba muriendo General Motors. Obviamente el anuncio se hizo después pero todos aquellos que estábamos en ciertos niveles de la empresa ya lo sabíamos. Fue maravilloso trabajar hasta el último día porque era luchar contra algo que sabíamos que se moría pero seguíamos igual. Eso es lo lindo… la esperanza jamás se pierde”, declaró emocionado Ferreyra Basso, quien eligió Opel de Alemania para seguir trabajando y totalizó 38 años de carrera en el gigante de Detroit.

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