Durante una semana tomé contacto con la versión tope de gama del Fiat Linea con transmisión Dualogic, la cual tiene un sistema basado en una caja de cambios tradicional con un conjunto controlado por una central electrónica. La central comanda los cambios de marcha y acciona el embrague automáticamente, a través de pistones electro-hidráulicos.
Unidad testeada: Fiat Linea Absolute con caja Dualogic, equipado con motor de 1.9 litros, 16v de 130 cv @ 5750 rpm. Unidad recibida con 4.040 km. Precio: $93.600.-
A favor
El motor tiene una muy buena salida, ssobre todo en modo manual o en modo Sport en la función Auto. Acusa una máxima de 182 km/h (según datos del fábricante).
En ruta, a 120 km/h el motor acusó unas 3.400 rpm con un consumo instantáneo medido por la computadora de abordo de 8,6 litros cada 100 km. En ciudad esto se elevó un poco con un promedio en todo el test de 10,5 litros cada 100 km.
El andar es muy bueno: se lo nota como un auto robusto, firme, va bien apoyado y no rola.
Acusa distancias de frenado lógicas y sin sobresaltos producto de los frenos con ABS en las cuatro ruedas.
Cuenta con llantas de aleación de agradable diseño y el auxilio -vale resaltarlo- es idéntico: misma marca (Pirelli P7), medida (205/55 16) y llanta.
El diseño interior está muy bien logrado, cambia cualquier preconcepto heredado de otras épocas de la marca.
El grip del volante es excelente, comparable con el de autos del segmento premium, con mandos de la radio y del Bluetooth.
A esto se suma la comodidad de las butacas que a pesar de tener todas sus regulaciones manuales permiten conseguir una óptima posición de manejo.
Cuenta con computadora de abordo de fácil operación sin necesidad de tocar el tablero.
El equipo de sonido tiene una calidad muy buena, tiene puerto USB pero carece de entrada auxiliar.
El climatizador electrónico es simple y eficaz, se acciona fácilmente y enfría rápidamente; tiene salida en las plazas traseras, aunque no se puede setear una temperatura diferente.
El torpedo, las alfombras, los paneles de puerta y todos sus elementos son de muy buena calidad. Los tapizados de cuero (junto con sus apoyabrazos) están revestidos en un cuero perforado con consturas blancas, lo cual lo hace ver muy distinguido y agradable al tacto.
Un detalle: las puertas no tienen pestillo (cuenta con traba automático de puertas con velocidad), por ende sus revestimientos no presentan cortes o perforaciones, por lo que se las observa más robustas y mejor terminadas. Además, al lado de las manijas, se esconden los tweeters, muy bien logrado.
La insonorización en ruta está muy bien lograda, no se percibió ingreso de viento.
Tiene apertura del tanque de combustible desde el interior del vehículo pero la tapa del depósito no tiene llave.
Incorpora sensor crepuscular para encendido de luces automático lo mismo que sensor de lluvia para automatización del limpiaparabrisas.
Los espejos retrovisores externos se pliegan pero manualmente; el espejo retrovisor interno, por su parte, es electrocrómico en tono verde.
El baúl merece un párrafo aparte por su buena boca, capacidad (500 litros) y dimensiones tanto a lo largo como a lo ancho, a pesar de los buches de los guardabarros. Además se puede abrir desde la llave o el interior del auto.
Todos los alzacristales incorporan one touch para subir y bajar, algo que Fiat viene incoporando en diferentes modelos.
Incluye múltiples espacios portaobjetos, posavasos, portalentes y apoyabrazos delantero y trasero.
La unidad testeada tenía incoporado (de serie) sensor de estacionamiento (mediante alarma sonora), algo importante por su cola alta y prominente y no se ve en este tipo de maniobras a pesar de que la visión hacia atrás es buena (los apoyabezas en forma de coma no interfieren para nada).
En contra
Al motor se lo escucha bastante, casi como si se tratara de un auto deportivo. De todos modos recién se lo percibe rumoroso a partir de las 3.000 rpm
La caja Dualogic: se nota bastante el paso entre marchas en el modo Auto, es cómoda pero a la vez dan ganas de “ayudarla” manualmente pasando alguna marcha uno mismo. Y en el modo secuencial una manera de evitar este “salto” es sacando el pie del acelerador al momento de colocar una marcha más alta.
Además, la caja tiene un modo de protección que nos obliga a pasar por el Neutro (que hace las veces de Parking) antes de arrancar y pisar el pedal de freno. En maniobras de estacionamiento, donde se acciona la marcha atrás e inmediatamente se quiere ir hacia adelante, la caja nos advierte de “maniobras prohibidas” con un mensaje en el tablero y una alarma sonora muy molesta que persiste varios segundos, obligándonos a pasar antes por el Neutro para repetir la acción.
El diseño de la relojería es retro y elegante, con números tipo art deco, pero a mi gusto contrasta con la modernidad que emana el auto por otros lados, como el display digital de la computadora o la consola central.
Los controles de la radio ubicados en el volante están ubicado sobre la izquierda cuando en la mayoría de los vehículos lo tienen a la derecha y esto lleva a alguna confusión hasta que uno se acostumbra.
Está mal ubicado el control de velocidad crucero, a la izquierda muy detrás del rayo del volante lo que dificuta su operación.
Los plásticos brillantes de la consola central así como el de los bordes de la salida de aire y del volante también contrastan con la calidad de las terminaciones de puertas y tapizados y le juegan en contra. Otro detalle: la guantera, inexplicablemente, no tiene luz.
La operación del equipo de sonido no es muy intuitiva: tiene una perilla a la izquierda y un selector con cuatro flechas sin ningún tipo de leyenda a la derecha, por lo cual se opera mediante prueba y error hasta encontrar la función buscada.
No tiene techo solar, le hubiese caído perfecto para terminar de darle estilo.
Su precio: si bien el equipamiento es bueno y tiene caja Dualogic, el precio de esta versión quedó muy distanciada de la de entrada de gama ($77.800) y de la versión con caja manual ($87.100) en un segmento muy competitivo donde hay modelos ya impuestos y mejor conceptuados por el consumidor.
Conclusión
El auto es una demostración de calidad, un salto, para lo que es la marca Fiat. Su diseño exterior está muy bien logrado, es fácilmente identificable, con reminiscencias a viejos modelos de la casa italiana y con todo el estilo moderno e inspiración en diseños de autos alemanes. En el interior la habitabilidad es óptima, el confort es muy bueno y la sensación es la de viajar en un auto de otro segmento y calidad. El motor responde de manera aceptable tanto en performance como en consumo pero la caja Dualogic deja ciertas dudas, al menos en una prueba de una semana. Es cómoda como toda caja automática pero no pasa desapercibida como sí lo hacen las de otros marcas. Al menos a mí no me terminó de convencer y de poder elegir, optaría por este modelo con caja manual, aún sin haberlas comparado antes y -además- ahorraría unos buenos pesos. El baúl, la posición de manejo y la calidad del interior son sin dudas, sus puntos más altos.